domingo, 25 de octubre de 2009

POLÍTICA AL DÍA

Si la memoria no falla y este fuera un país normal (serio, como lamentablemente no lo es) este domingo (25), el último del mes de octubre, de acuerdo a normas que no se cumplen (justamente por parte de aquellos que suelen dictarlas para después aplicarlas a su gusto y antojo), debían realizarse las elecciones legislativas 2009.

No ocurre así porque, ¡oh casualidad!, ya se hicieron el último domingo del mes de junio (día 28). Sí, pasaron ya virtualmente cuatro meses de ese evento político que generó tantas dudas, por las candidaturas testimoniales, de las que progresivamente dejó de hablarse, porque la mira, picar en punta es la cosa, está puesta, ya (y para algunos puede ser tarde aún así), en el 2011.

Por las cercanías, incluso, los eternos internistas (donde se mueven con más soltura, aunque sea para fracasar después), los radicales, claro (¿quiénes sino ellos?), ya tienen un par de líneas en actividad, como para “primerear” a los demás. Debatiéndose por estos tiempos respecto de sus incertidumbres por la unidad o los acuerdos frentistas, hacían, este sábado (24) un encuentro de la sexta sección en Carhué, para el que anunciaron presencias destacadas y la convocatoria a intendentes “del palo”; legisladores electos y presidentes de comités de toda región.

Pero no es ese el tema: pasaron cuatro meses en los cuales, salvo honrosísimas excepciones no se ha hecho nada. ¿Nada?. Sí, se aprobó, a nivel nacional, la polémica ley de medios, porque algo había que hacer –no importa si bien, mal o peor– antes del recambio de diciembre.

Algunos se van; otros todavía no llegaron. Pero los que están yéndose, en la práctica (como en tiempo de descuento, pero con el resultado ya decretado) cobran la “dieta” y se dejan estar. Total, ¿acaso alguien les pedirá cuentas?.

Y a propósito: ¿alguien, que no sea alguna secretaría administrativa, controla (si es el término que corresponde) qué hacen los legisladores bonaerenses con los módulos (o como se les llame)?. Un poco más explícitamente: ¿rinden cuentas sobre cómo distribuyen los fondos?. Cuando los asignan, ¿alguien pregunta a cambio de qué se adjudican?. Y cuando dejan de entregarlos, ¿se les indaga por qué ocurre eso?.

¿A qué viene esto?. A que sabemos, de irreprochable fuente, que algún diputado de la sexta, después de la catástrofe electoral que sufrió hace dos años (él último domingo de octubre del 2007), no sólo no distribuyó más algunos “sobres” (truchos, de pagos en negro, como es de estilo), sino que incluso no pagó últimos servicios que requirió -¡y vaya cómo!- en el último mes, cuando andaba en campaña para volver a una intendencia de la que se había ido en diciembre de 2005.

¿Qué de quién escribimos?. Sí, el que usted piensa, que fue intendente de Villarino entre 1999 y 2005. ¿O creía que íbamos a meter a otros en la bolsa, dejando alguna duda?. ¡No, por favor!. Ocurre que es algo que nos rondaba (no es la costumbre enjuiciar a nadie –no somos quienes para hacerlo- pero tampoco dejamos que se nos tilde de ingenuos) y alguna vez teníamos que decirlo, pues todavía hay incrédulos que piensan que todo está bien; que nada cambió; y que algunos (no pocos) pueden volver a ser algo en el 2011.

Que no hay que dramatizar demasiado, es cierto. No soluciona absolutamente nada en una política del “mundo del revés”, que es la de este bendito país, donde nadie se hace cargo de sus errores. Eso sí, ni la “barbaridad” de cerrar cuerpos deliberativos en plena democracia (como se escuchó decir a una oyente por una radio) para ahorrarse los sueldos de los legisladores, ni dejar que actúen librados sólo a su criterio en el manejo de ciertas cosas (ya aludimos al caso de los módulos). Algo que no está en la reforma política, pero que merecería esa obligación, es dar a conocer a quiénes y a cambio de qué son otorgados. En vísperas de la renovación de escaños parlamentarios, no vendría mal clarificar esa situación.

De todas maneras, esto es sólo una digresión, si se quiere. Lo importante, en una fecha como ésta, en que debió elegirse a nuevos legisladores (algo que ya sucedió en junio), es puntualizar, una vez más, cuán negativo fue anticipar los comicios. Porque es como que se generó un vacío (faltan todavía 45 días para que asuman los electos) que sería bueno no se repita.

Es que andando como van las cosas (por allí se habló de un proyecto presentado a Daniel Scioli para que los comicios municipales del 2011 sean separados de los provinciales) no resulta descabellado pensar que algún iluminado genere, para las próximas, otra suerte de adelanto o cosa por el estilo, de forma tal que la renovación (máxime incluyendo a presidente, gobernadores e intendentes) satisfaga alguna necesidad propia del momento pero proyectada al período de gobierno que irá del 2011 hasta fines del 2015.

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