miércoles, 24 de junio de 2009

ELECCIONES 2009: MÁS ALLÁ DE LA FIESTA CÍVICA, UNA APELACIÓN A LA SERIEDAD Y RESPONSABILIDAD CIUDADANA

Dos internas locales globalizadas y algunas opciones más en el “Pago Chico”. De candidatos, personalismos y eventuales culpables. También, de algún marginado de última. ¿El futuro?.

Repasando el documento de identidad, por estas horas, caímos en la cuenta de que esta será la vigésimo quinta ocasión en que concurriremos a emitir el voto (por lo general con boleta en mano, hecho el corte que nos da acceso a opciones diferentes según el nivel sea municipal, provincial o nacional).

Sabemos, de antemano, que más allá del escepticismo que suele distinguir en lo general a las convocatorias electorales, nunca nos resultó indiferente la oportunidad de elegir, cualesquiera fueran los resultados finales. A veces, la boleta que pusimos en la urna resultó la ganadora; en otras, no figuró. Pero siempre, equivocados o no, entendimos “poner el voto” a lo que suponíamos como válido, no como mal menor sino como opción para mejorar el futuro.

¿Cómo será esta oportunidad anticipada del 2009?. Por supuesto que nos reservamos las características del sufragio a colocar en la urna de la mesa 172, que estará instalada en el Colegio María Auxiliadora.

Ese hecho, sí, marca una diferencia, pues desde el 21 de marzo de 1960 (primer voto, exactamente el día del cumpleaños número 19) hasta el 28 de octubre de 2007 (vigésima cuarta elección en la que ejercimos el derecho y la obligación constitucional de votar), siempre, nos tocó concurrir a la escuela provincial número 3, de calle Terrada al 400.

Esta vez, será en Rondeau 75, porque han cambiado no pocos lugares, según la nueva diagramación de los locales de elección y la distribución de mesas. ¿Por qué?. Porque se ha incrementado el número de los electores y eso demanda algunas correcciones que, ojalá, sean para bien.

Discurrir sobre hechos desde el pasado hasta el presente no es una mera enunciación. ¡Cuántas veces hemos votado en 68 años!. Y eso, pese a algunas interrupciones, como las de los años 60/70 y 80: del 65 saltamos al 73 (ese año votamos 2 veces); y desde allí al ’83 (10 años sin sufragios). Tanto que la libreta de enrolamiento envejeció con sólo 6 sellos que testificaron la emisión del voto. Y en cambio, usando ya el más apropiado DNI, hubo 24 ocasiones para elegir(aunque recordamos que por excepción, en esa cantidad se mezcló, por única vez, una interna generalizada, a la que “nos sentimos” convocados.

Esto también tiene que ver: es que ahora, en esta versión del 28 de junio de 2009, alguna interna (¿dos, acaso?) se dirimirá en los comicios generales. Una, con candidatos testimoniales encima, es la del partido gobernante en los tres niveles. Otra, menos perceptible, es la que “juega” el centenario partido en el ámbito local, entre la boleta de la UCR propiamente dicha (lista 3, Roberto Ursino) y la de su especie de colectora, que es la de la Coalición Cívica (lista 1425, Emilio Alberto Sangre).

Ambas listas, como para confundir a la gente (no mucho más), llevan los mismos postulantes en el orden seccional (diputados provinciales, Jaime Linares) y en el plano provincial (diputados nacionales, Margarita Stolbizer). Y es así, claramente, otra interna globalizada. Que, incluso, ya tiene algo más que “chivos espiatorios”, para después de las 18 del domingo (28). ¿Quiénes?. Juan Carlos Cabirón, algo así como el “monje negro” en el internismo radicheta, aunque siempre niegue tener algo que ver; y el hoy presidente del HCD lugareño, Juan Pedro Tunessi, que “jugó” en todos los terrenos, siempre desde su convocatoria a un “frente amplio”, pero que no lo defendió, ni mucho menos, cuando consiguió un lugar en la boleta (lista 510) como postulante a una banca para “diputado de la Nación”. Entonces, y esto hay que decirlo aunque otros lo callen, se olvidó de todo, incluso de su intención de sumar al Partido Socialista (y a Diego Aldacour, su “pollo” en la OMIC, que iba en la lista local pero desapareció de ella “por falta de acuerdo en el acuerdo” (¿qué ironía, no?).

A ellos, Cabirón (que encima se sumó a la publicidad, de última); y Juan Pedro, les cargarán la responsabilidad, a la hora de una ¿eventual? catástrofe electoral, en las hoy desoladas salas de Donado 354. Donde no se respira sino escepticismo, aunque de la boca para afuera se diga todo lo contrario; y “se huele”, olor a derrota (ser terceros o cuartos lo es, claramente).

Tampoco es demasiado diáfano el cielo en lo que toca al oficialismo de la ciudad. Es que tres listas suponen un obligado drenaje entre unas y otras a la hora de los votos. Por un lado está Guillermo Quevedo (lista 2), lanzado a la escena como “delfín” del intendente Cristian Breitenstein. Se ha puesto tanto énfasis en él que se han olvidado de quienes le siguen. ¿Será acaso porque repiten postulaciones, como son los casos de Fabián Gustavo Lliteras (tercero) y Ana Concepción Civitella (5) y eso “no gusta” a los que votan?. ¿O pretende modificarse, una vez más, la ubicación de Sandra Mónica Reñones (número 2 de la boleta), a quien le quedan pocos cargos por cubrir, porque ha pasado de función en función en los últimos años?.

Por otro, aparece Gustavo Mandará (lista 54), de la mano, como chico que va al jardín de infantes, de Marcelo Feliú (lista 506; segundo detrás del oficialista Iván Fernando Budassi). “Defender lo que conseguimos…”, dicen, generando la réplica del Lord Mayor en encendida declaración, justamente porque están demasiado mezcladas las cosas. Ahora bien: “lo voto porque lo conozco”, ¿asegura algo al candidato?. Seguramente que no. Y mucho menos la insistencia en la condición de periodista que ha transitado los temas vecinales (¿cuándo; dónde?), algo utilizado como caballito de batalla pero con poco fundamento; como tampoco lo es haber sido el “imbatible” en un programa de preguntas y respuestas, donde no se hablaba de cráteres en las calles bahienses; ni de la falta de agua; ni de la inseguridad en la ciudad. Pero como arenga, se usa, porque la “gilada” compra.

Finalmente, terciando en la disputa del pejotismo real o disfrazado, está el candidato de la Unión-Pro, Julián Lemos, (lista 503), cuya mayor virtud a la vista parece ser que es joven. ¿Mucho más?. Su ascendencia familiar, no precisamente ligada al peronismo disidente, sino todo lo contrario (el recordado Carlitos, su papá).

En este último caso, el de la Unión-Pro ya citada, no caben dudas que las idas y venidas respecto de los candidatos a presentar (con marcadas alteraciones en los lugares de ubicación e incluso los niveles en los que se propiciaban algunas candidaturas), fueron haciendo decrecer las expectativas generadas en un comienzo.

Y esto porque la ciudadanía fue cansándose progresivamente de las reiteradas visitas del candidato a diputado nacional, Francisco De Narváez, en la misma medida en que atosigaba con una desmedida promoción publicitaria y menudeaban las ofensivas, desde el oficialismo y otros sectores de oposición, buscando deteriorar una imagen en un principio avasallante, pero progresivamente desgastada por los excesos propagandísticos.

Lo enunciado anteriormente es aquello que se trasluce, dígase o no, respecto de algunas opciones supuestamente mayoritarias en el ámbito del “Pago Chico”: lo que es el “peronismo” (dividido por 3); y lo que es el “radicalismo” (en sus dos opciones reales o veladas). No puede olvidarse, además, que hay una tercera alternativa de raíz radical, como es Integración Ciudadana, que se ha manifestado, con énfasis, como la única opción estrictamente local, no “enganchada” a otros signos partidarios, aunque no puede desmentir su origen, bien es cierto que diluido por incorporaciones de otra naturaleza, en aquello que asoma como un frente en gestación pero en crecimiento a la vez.

Lo de IC está citado porque, quiérase o no, votos otrora cautivos de la UCR (por tradición, esencialmente) no han escapado a la seducción que ejerce el surgimiento de una fuerza nueva, más pequeña sí, pero por eso más accesible al contacto con movimientos de la ciudad, de distinta índole (vecinalistas; ONG, entre ellos).

Tibiamente, porque hay un campo de diferencia en lo estrictamente local, aparecen otras alternativas. Una de ellas, es la del Partido Socialista, que postula a Aldacour. Hubo, por meses, indicios de participación en la lista local de lo que es finalmente el Acuerdo Cívico y Social. Pero esa posibilidad se abortó en la misma medida en que fue privilegiado el interés personal de los postulantes en primer término, para el HCD, de la UCR (Tucho Ursino) y la CC (Beto Sangre).

Se habló, como pretexto (ya lo hemos dicho) de “falta de tiempo” (por el adelantamiento de los comicios, en 4 meses) para cerrar el “acuerdo”. En rigor, y lo entendería así un niño de jardín de infantes, se “desarregló” lo que estaba acordado, para responder a las aspiraciones individuales. ¿Cabirón y Tunessi, adalides frentistas?. ¡Bien, gracias!. Y el ya nombrado Aldacour quedó afuera.

La otra posición que ocupó algún lugar preferente en el conocimiento público, pero muy lejos de la dualidad de las primeras minorías, fue la encarnada en Nuevo Encuentro, liderada por el ex fiscal Hugo Cañón (postulante a diputado provincial) y que tiene como máximo referente a Martín Sabattella (lista 508, aspirante a diputado nacional). En lo estrictamente local el aspirante al HCD es Jorge Berrondo, que ha participado incluso de los debates televisivos de las últimas semanas, como signo de que la fuerza a la que representa está entre las que pueden ser tenidas en cuenta, dentro de un abanico que lleva a 16 las variantes entre las que se puede elegir este domingo (28), en lo que es el “Pago Chico”.

Por su incidencia, que la tiene y mucha, en el espectro regional de la sexta sección, no pueden soslayarse las postulaciones para las bancas de la Cámara Baja bonaerense. En ese sentido, no caben dudas respecto a que las variables expectables no son tantas.

Si hay un candidato que por las propias (no caben dudas de su atinado manejo de la situación) lleva las de ganar, ése es Jaime Linares. Se diría que su postulación (para renovar su escaño) es una de las más cómodas. Es que han pasado casi 6 años de su alejamiento de la intendencia y las críticas que su gestión allí puede generar se diluyen por el paso del tiempo (aunque algunas hubo, dirigidas desde el candidato de Nuevo Encuentro). Y como contrapartida, ha podido hacer, en los debates, algunos duros cuestionamientos respecto de lo hecho después que dejara el Sillón de Bordeu. Su ascendencia regional, renovada quizás, no puede negarse y salvo imprevisto, se lo sindica como claro ganador en la sexta.

¿Budassi?. Carga, en buena medida, la “mochila” de todas las exigencias que se le plantean al gobernador Daniel Scioli, pues está “pegado” a su gestión, como así a la del oficialismo nacional. Esto, aún cuando haya intentado disimularse el efecto negativo con la ostentación hecha en las últimas semanas (inauguración de la remodelación “privada con fondos de todos” de la aeroestación, incluida); y los anuncios de soluciones para el problema del agua, con una catarata de inversiones y obras (que ojalá se prolonguen más allá del 28).

¿Jorge Srodek?. Le asiste, en desmedro de sus posibilidades, el mismo debilitamiento que, aún pese a las encuestas, ha sufrido la imagen de De Narváez. Y no se nota, además, un estrechamiento de filas detrás de su figura a nivel seccional, pese a que sí parece tener protagonismo la figura de Marcelo Di Pascuale, aunque circunscripto, en buena medida, a ámbitos allegados a Monte Hermoso, indiscutida plaza turística íntimamente ligada a Bahía Blanca, pero de escasa densidad demográfica como para incidir en lo regional.

Resta señalar el empuje promocional (alguna denuncia incluida) de la nominación del doctor Cañón, pero lo suyo aparece muy dependiente de la buena imagen de Sabbatella, a quien no conoce la gente de la ciudad como para que eso “vuelque” votos a las urnas. Y, además, Bahía no es Morón ni Morón es Bahía. ¿Sí?.

Esto es, a grandes rasgos, un panorama a escasas horas de una elección, la de este domingo (28), que puede ser crucial de cara al futuro. No tanto por los agoreros pronósticos de meses atrás (cuando se anunció el cambio de fecha). Sí, porque queda medio año a transitar, todavía, para los cambios que emergerán de las urnas. Y eso sí, lo de la mentada “gobernabilidad” puede tornarse un duro trance, de pronóstico insospechado. Esto no es el fútbol de AFA, ni la clasificación para el Mundial Sudáfrica 2010, como pareced tomárselo, con algún aire indiferente o superficial. El país, la provincia, el municipio, quiérase o no, están en juego cada vez que se vota. Y casi 26 años después del re4cordado ’83, es bueno asumirlo con la seriedad y responsabilidad ciudadana que corresponde a todos y a cada uno.

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