martes, 11 de agosto de 2009

DON BOSCO Y CEFERINO NAMUNCURÁ





Las reliquias que llegan y los restos que se van. Perdurará el espíritu.

No todas son rosas. La vida misma se encarga de hacer presente esa realidad, más allá de las mejores intenciones que prevalezcan en cada acto.

Nuestra región más cercana, en la propia ciudad de Bahía Blanca y en sus adyacencias (el entorno zonal), sabe de una estrecha identificación de la comunidad con los salesianos y ese viejo espíritu que nace de la figura de Don Bosco, señera por donde quiera enfocársela.

Si, como ha sido nuestro caso, ha habido una ligazón perdurable, por múltiples razones, al viejo Colegio Don Bosco, esa unión superó décadas, circunstancias y muchas cosas más.

Desde tiempos remotos supimos que la familia tenía raíces profundamente entrelazadas con el colegio, con la Obra de Don Bosco, con aquel irrepetible Oratorio San José, con el secundario hecho en sus aulas (en noviembre se cumplirán 50 años del egreso en condición de flamante bachiller), con la participación en equipos deportivos; en el paso breve como dirigente del Centro de Exalumnos; y, por sobre todas las cosas, porque la tercera y la cuarta generación de la familia han pasado por las viejas aulas del centenario colegio, a través de muchísimos años.

Estos hechos cobran una relevancia insospechada porque por estas horas llegan a la ciudad las reliquias de Don Bosco. Entonces, recordamos, como si fuera hoy, aquel momento en que estuvimos junto a Don Ziggioti, sucesor del fundador, cuando vino allá por la segunda mitad de la década del ’50.

Ahora, la comunidad salesiana podrá experimentar las sensaciones propias de tener, en su casa, no sólo la imagen del creador de la congregación, sino una partícula de su cuerpo. Un motivo de alegría, que inundará las instalaciones del gimnasio Domingo Savio, enclavado en la esquina de Güemes y Moreno, junto a la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús. Y los chicos (niños y niñas) de hoy, como los de ayer y los de siempre, vibrarán al conjuro de aquellas canciones de todos los tiempos que evocan al patrono de la juventud, que dedicó toda su vida a la atención de los niños y jóvenes más desprotegidos, que conocieron la fe en los patios de los oratorios.

Una circunstancia casi paradojal se une íntimamente a esta alegría de la presencia de Don Bosco con la perceptible tristeza de una despedida. Casi simultáneamente con la llegada de la reliquia, en su peregrinaje por todo el mundo, desde Fortín Mercedes, que fue su morada durante 85 años, partirán hacia San Ignacio (Neuquén) los restos de Ceferino Namuncurá, el Lirio de la Patagonia, beatificado el 11 de noviembre de 2007.

Será un momento de emoción, mezclada con congoja, no cabe duda. Porque la despedida resume sentimientos encontrados. Nadie niega el derecho de los familiares de tener a Ceferino en sus tierras.

Sin embargo, desde las 6 de la tarde de este martes (11), frente al Santuario de María Auxiliadora, escenario de concentraciones multitudinarias, los devotos de Ceferino harán una vigilia, hasta el instante en que (sin que se conozca horario determinado) los restos del “indiecito” que llegó a los altares, sean retirados de su mausoleo para ser llevados a la provincia neuquina.

El Grupo Ceferiniano, por años propulsor de los actos en ruego por la beatificación de Ceferino y de exaltación de sus virtudes, velará, con no poca razón, aguardando que la determinación ya conocida no se haga realidad al menos por el momento. Quizás para brindarle (hay una fecha muy cercana, la del 26 de este mes, día del nacimiento del beato) la despedida que hubieran deseado ofrecerle.

Hay, trasuntado en algunas declaraciones, no poco y razonable disgusto. Será al cabo, la expresión de una clara tristeza por la pérdida que significa, para sus devotos, el alejamiento de los restos de Ceferino del lugar que le dio albergue por décadas, mientras se aguardaba que se formalizara lo que ha sido el paso previo a su canonización.

Sabemos que esta decisión ya tomada no es una cuestión opinable. Comprendemos la desazón de quienes han impulsado, con todo su fervor, la devoción por Ceferino Namuncurá. Si nos parece escuchar al padre Juan Parolini, en las “buenas tardes” de un templo casi en penumbras, allá por los años ’50, en la exaltación entusiasta de las virtudes del “indiecito” tan querido.

Y se nos terminan las palabras. Nos quedan los recuerdos, junto a la presencia del Don Bosco que llega; y la partida del Ceferino que se va. Les une, y a nosotros con ellos, todo aquello que signó una larga historia. No la modifica el lugar en que reposen los restos, porque ambos gozan, y eso sí es lo importante, de la eterna gracia que les fue prometida.

Leer más en:
CEFERINO: EN EL ESPÍRITU DE LA GENTE
Pedro Luro se conmueve por el traslado de sus restos. Y está en vigilia, ante el Santuario de María Auxiliadora, en Fortín Mercedes. El intendente Mujica pidió respaldo al gobernador Scioli.
http://diariovillarino.blogspot.com/2009/08/ceferino-en-el-espiritu-de-la-gente.html

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