martes, 16 de marzo de 2010

POSTALES

No siempre, pero algunas veces ha lucido mejor. Ahora, ciertamente, es la más clara imagen del “no me importa”. ¿A qué nos referimos?. Al hall del palacio municipal de Alsina 65. Espacioso y, por eso, digno de mejor aprovechamiento. O bien de un mantenimiento que le confiera, en alguna medida, un lugar adecuado dentro de la conformación del viejo edificio.

A más de dos meses de su realización, permanece allí, al costado izquierdo, abandonado, el cartel que anunciaba, en su momento, la 52 edición del Circuito de Reyes. ¿Estará acaso en espera del 5 de enero de 2011, para que nadie se haga cargo de su traslado a mejor sitio?.

Hay unos viejos bancos, de otros tiempos, que muestran cuán poco se ocupa alguien de ese ámbito. Algunos, carecen de “apoya brazos”, rotos vaya a saber por quiénes; o vencidos, simplemente, por el paso del tiempo. ¿La carpintería municipal no podría arreglarlos?. Por lo visto, aún más firmes y de mejor material, parecen condenados a un destino tan pobre como los flamantes pero ya rotos asientos de la nueva terminal de ómnibus, “multimillonaria” en sus costos, pero no por eso alejada de ciertas precariedades que parecen ser signo de lo municipal de estas épocas.

Mismo hall municipal, pero muy cerca de las oficinas propiamente dichas: charla (¿o no lo era?), entre tres protagonistas. Uno de ellos, el secretario de Gobierno, contador Hugo Borelli. Los dos restantes, según el apunte de un cronista, taxistas. Conversación que, cerca del mediodía de este martes (16), fue subiendo de tono. ¡Ah!, era una discusión, entonces. Hasta que percibiendo, alguno de ellos, o los tres, la cercanía de comunicador grabador en mano, los decibeles bajaron. Se verán el jueves (18), apuntaron los que se iban, cuando el funcionario se fue camino de su despacho.

Tema en boga, o de siempre: los perros “vagabundos”, aunque el término quizás no les cuadre demasiado, librados a su suerte. Son blanco de condena, pero tampoco eso les corresponde, aunque sí alguna asistencia, bien es cierto que es fácil decirlo, pero no tanto siquiera sugerir cuál es la solución. Sin embargo, hay algo que no porque sea conocido por algunos (que frecuentan la sala de periodistas o de prensa), deja de no ser bueno. Allí, a ciertas horas, descansan (ellos no tienen la culpa) algunos canes. ¿Cómo; qué?. Buena voluntad, sí. Pero…

Afuera de recintos comunales: en la calle, otra muestra de la desidia, cuando de acciones oficiales se trata. Con bombos y platillos (como en el caso de los micros del “nuevo” servicio público de transporte de pasajeros) se presentó la planta que permitiría hacer pavimento, para las arterias que lo reclaman a gritos (desde el público) o desde los vehículos (que no hablan pero se rompen). No hay calle, ni del micro centro, ni del macro centro… y muchos menos más afuera, que no contenga cráteres, dignos del mejor cross country, o cualquier serie de aventuras para sortear obstáculos. Peligrosa práctica, eso sí, a la que los conductores (no importa de qué) se ven obligados cotidianamente, por donde sea: centro, barrios, periferia. Intendente, secretario de Obras Públicas y concejales, ¡bien, gracias!.

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