lunes, 19 de mayo de 2008

OLIMPO GANÓ Y TODAVÍA CREE EN EL MILAGRO

Seguramente, por lo que alguna vez fue Daniel Florit como jugador, cabía esperar que un equipo por él dirigido sacara a relucir, cuanto menos, todo el espíritu que pudieran tener sus integrantes, que sumaron partidos y partidos en la más absoluta confusión, esa que les transfirió un “pecho frío” como Roberto Saporiti, buena persona sin duda, como lo demostró al retirarse de su función.
De una formación anodina y sin ideas claras, el Olimpo de las últimas fechas pasó a ser un elenco aguerrido, con fe, jugando bien o mal, pero poniendo todo lo que hay que poner en la cancha.
Por eso, el aurinegro sumó 9 puntos sobre 12. Y está ahí, luchando todavía, cuando restan 4 fechas para terminar el Clausura 2008 de la Primera A de AFA.
Lo de este domingo (18) no fue la excepción. Aunque terminó, eso sí, como concluyen los partidos muy de tanto en tanto.
Fue 2 a 0 a favor del olimpiense, nada menos que ante uno de los rivales directos, Gimnasia y Esgrima de Jujuy, al que había que bajar, sí o sí, sin ninguna otra alternativa posible.
Se venía definitivamente la noche para el equipo local, en el Carminatti. La desazón cubría ya el estadio, con el destino de Nacional B ya marcado (Martín Wagner había visto la roja, además), cuando sobrevino lo inesperado.
Jugada de saque por José Ramírez, con largo envío; pelota que pica; intervención de “Pipo! Desvaux; y pelota adentro del marco de Nereo Fernández.
Iban 43 minutos del complemento y Olimpo recibía, en medio de la euforia, el premio a su inquebrantable decisión de no sentirse vencido (el 0 a 0 lo era) ni aún vencido. Era 1 a 0.
Pero faltaba la frutilla del postre y llegó, a los 51 minutos, con el gol de Mauro Olivi (¿hará falta repetir que nunca nos gustó?), que le puso rúbrica a un segundo tiempo que merecía eso y algo más.
Quedaban atrás el sinsabor de la derrota ante Banfield; el mal momento con Araujo (que no quiso ser suplente y no estuvo ni siquiera en el banco); la ausencia del “León” Rogelio Martínez (¿puede faltar acaso en un momento como éste?) sin que se dieran mayores explicaciones; y el fastidio de Josemir Lujambio, en pleno partido, por su relevo por Leonardo Ulloa, entre otros episodios para nada agradables.
Había pasado, largamente claro, un primer tiempo un tanto extraño, habida cuenta de lo que estaba en juego. Y también la desesperación con la que buscó, después, la diferencia, pensando en que todo se complicaba al punto de no abrigar ya mayores esperanzas de zafar.
Ramírez (que no las ha tenido siempre consigo) y Olivi, tuvieron su “momento mágico”. Apareció Diego Armando Barrado (que tampoco ha brillado como se esperaba él). Y estuvo, en todas, Matías Villavicencio, increíblemente postergado durante mucho tiempo, con esa fuerza que le hace “ir a todas”, con una fe y unas ganas de aquellas.
Fue conquista, largamente celebrada. Porque reaviva una ilusión. Y de ilusiones también se vive. Olimpo las mantiene intactas, aunque los rivales que vienen sean Newell’s Old Boys, en Rosario; San Lorenzo, aquí; River, en el Monumental; y el ahora único líder, Estudiantes, en la última fecha, en el Carminatti.
Dicen que hay que sumar no menos de 5 puntos, pero todo depende de qué hagan los demás. Por eso, hay que ir paso a paso. El sábado venidero (24), a las 18.40, en el Parque Independencia de la Chicago argentina, se disputa otra batalla, en la que hay que vencer. ¿Por qué no?.

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