viernes, 15 de octubre de 2010

BUEN ACTO: SIN PROTOCOLO, BREITENSTEIN ENTREGÓ 22 VIVIENDAS EN GENERAL CERRI




No siempre el periodista puede sustraerse a los preconceptos. De tanto andar en el ejercicio de esta apasionante función, suele estimar que todo responde a una misma forma de hacer las cosas. Y que, por eso mismo, aquellos actos del orden oficial están encasillados en una determinada manera, muy estructurados; casi artificiales; si se ahondara un poco más, sólo demagógicos.

Sin embargo, hay ocasiones en que eso que se piensa “se da las narices contra la pared”, frente a la realidad.

Algo así sucedió, este jueves (14), ventoso y frío, bien pasado el mediodía. Fuimos a General Daniel Cerri, uno de los pueblos del partido de Bahía Blanca, cuyas calles hemos transitado en otras épocas, yendo tanto a la cancha de Sansinena, enmarcada en medio de una frondosa arboleda y cruzando las acequias; como a la Escuela Media 7; o a las primarias 10 y 14; o bien a la Delegación Municipal; cuando no a recorrer, una y otra vez, las otrora relucientes instalaciones del viejo Frigorífico CAP Cuatreros, en las épocas de su ahora perimido esplendor.

A diferencia de esas incontables ocasiones del pasado, nos encontramos con otros protagonistas, porque el tiempo no pasa en vano. Aún así, una rara coincidencia hizo que asociáramos el evento con los compartidos en otros tiempos.

Que se entregaban 22 viviendas a sus adjudicatarios que, de esa manera, veían cumplida una de sus máximas aspiraciones, ya lo sabíamos. Que el acto en sí se iría manifiestamente del protocolo, fue una sorpresa y una satisfacción a la vez. Porque nos permitió apreciar como no todo es tan acartonado (y superficial) como podíamos imaginar, de escépticos por oficio.

Ya, de entrada, se evitó el palco, para que todos estuvieran más cerca. El vecino que habló sólo agradeció con breves palabras. Luego, el cura párroco, Miguel Angel García, hizo lo suyo. Porque tras su invocación (y la lectura elegida para hacerla), se permitió el “mangazo”, al intendente (Cristian Breitenstein) pidiendo más, a lo que el jefe del gobierno municipal respondió transfiriéndole hábilmente el desafío al jefe de gabinete de la Subsecretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Nación, Gabriel Barotanyi, que no eludió el compromiso.

Hubo, en las expresiones del sacerdote una especie de “pincelada” acerca de las necesidades de la comunidad, que justificaban su mesurada pero firme solicitud, a la que Breitenstein respondió con inocultable buen ánimo.

A su turno, el intendente reconoció que “existen 8 mil familias en Bahía Blanca que están registradas y censadas con necesidades habitacionales”. También admitió que “seguramente General Cerri necesita muchas más que 22; pero lo cierto es que hay un proceso muy interesante que se fue dando, fundamentalmente por una política pública del gobierno nacional”.

No olvidó decir que hay en marcha un programa para unas 2.300 viviendas y que ya se han entregado más de medio millar. Tampoco dejó de citar que “el objetivo de construir una obra de viviendas, es brindar un lugar de paz, un espacio donde se limiten las angustias”.

“Es el compromiso de una política pública; de una decisión política que asigna recursos; que los descentraliza porque somos nosotros quienes licitamos; y de trabajadores que levantan las paredes; me refiero a la gente de la UOCRA”, apuntó.

Breitenstein mencionó al señor Peratta, vecino de la localidad, quien, dijo, “tuvo un buen gesto y sería un anhelo que otros vecinos bahienses puedan adoptar la misma actitud”. Explicó que el nombrado “mantenía una deuda con el municipio por estas tierras (en las que se construyó el barrio); y decidió cederlas”. Esta actitud –añadió- “generó la posibilidad de tener hoy espacios para construir viviendas. Es un buen gesto que si lo reproducimos en un esquema de solidaridad, solucionamos el problema de mucha gente”.

Hubo más, al aludir a la avanzada construcción de la red cloacal, una obra largamente anhelada por los cerrenses y actualmente en marcha.

“Es una buena etapa para General Cerri; queda mucho por hacer, pero el compromiso está más fortalecido que nunca a través del delegado, Carlos Dumrauf, y sus colaboradores; y del esfuerzo integrado que tenemos con la provincia y con la Nación”, consignó el jefe comunal.

Más tarde, con la brevedad que exigía el frío reinante, Gabriel Barotanyi aseguró que “el gobierno nacional, lleva adelante un activo programa de inversión pública en infraestructura. Gracias a la implementación de un modelo económico y social, que permite generar recursos, la obra pública se constituye como un pilar fundamental para la generación de puestos de trabajo y el aumento de la calidad de vida de los habitantes de todo el país”, manifestó.

Y después, con la espontaneidad de las cosas alejadas del protocolo, se entregaron las viviendas y las escrituras a sus flamantes 22 adjudicatarios. Se recorrió una de ellas.

Como en las horas del miércoles (13), cuando los 33 mineros chilenos volvieron a la superficie, tras 70 días transcurridos en las entrañas de la tierra, hubo más de una invocación a la Providencia, quizás porque el sueño de la casa propia lleva implícita no poca esperanza, la que suele ayudar a superar obstáculos.

Lo desapacible de la jornada, pareció imperceptible, de alguna manera, al calor de una ilusión cumplida para 22 familias. La sencillez que distinguió al ritual del acto hizo el resto. Nobleza obliga: hacía rato que no cubríamos algo así. ¡Enhorabuena!.

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