martes, 26 de octubre de 2010

HISTORIAS AURINEGRAS: LA VIEJA PILETA DE LA AVENIDA ALEM

Por Carlos A. Ighina, especial para "revista de café".


La familia Corbatta poseía un amplio predio enmarcado por la Avenida Alem y la calle Perú, a pocos metros del ingreso al Parque de Mayo. Luego de deambular de terreno en terreno, Olimpo llegaba allí en 1923 con ánimo de echar raíces. El 9 de julio de ese año Olimpo inauguró su cancha. El mérito era de dirigentes como Roberto Carminatti, Felipe Pérez y Armando Salvarezza, entre otros. Allí se vivirían jornadas intensas hasta 1941.

Tiempo más tarde, el espacio lindero al arroyo Napostá daría lugar a un complejo deportivo de destacada envergadura, pues a la cancha de fútbol acompañarían las instalaciones de ciclismo, natación, básquet, pelota a paleta y tenis.

La familia Plunkett en pleno, entusiasta por igual en las diversas expresiones deportivas, ya estaba incorporada al quehacer de Olimpo; varones y mujeres participaban de las distintas prácticas que el club iba brindando, junto a ellos no demostraban menos fervor los Corbatta.

En 1925, Armando Salvarezza había vuelto a hacerse cargo de la presidencia y animaba propósitos de construir una pileta de natación, para competir así con los nadadores de la única piscina existente entonces, la de Pacífico. Sin embargo, unos y otros debieron postergar sus sueños hasta algunos años después.

Fue en 1928, el año centenario de la fundación de Bahía Blanca, cuando los animosos deseos fueron concretados. Roberto Carminatti era otra vez el máximo conductor y a su lado estaban dirigentes como Orcini Del Piero, Juan Totti, Oscar Gouarnalusse, Genaro Mucci y el propio Armando Salvarezza. De medidas reglamentarias, la esmerada iluminación le daba particular jerarquía. Un perímetro de chapas rodeaba el natatorio y los vestuarios, para damas y caballeros, eran de madera.

Las noches de verano de 1929 hicieron que los bahienses se apiñasen en torno de la pileta. Las competencias apasionaban y eran motivo de continuos comentarios. La simpática figura de Juan Carlos Priora hacía de “starter”, es decir, el encargado de disparar la pistola en cada largada.

Olimpo comienza a tener sus campeones: Haroldo Danza es el primero, compitiendo con Iglesias, un nadador avezado que lo exigía cada noche. Danza fue el mejor velocista en Olimpo entre 1928 y 1934, prosiguiendo luego su actividad natatoria en Buenos Aires.

Más tarde vendría Hugo Plunkett Elizalde, deportista cabal, cuyos padres eran respetados tenistas aurinegros, quien prolongaría sus éxitos en Rosario, nadando para Newell’s Old Boys, donde obtuvo su título de odontólogo. Otros nombres de aquellos tiempos son los de Solbes, Marchéis, Lacalle, Pablo Klippstihel y Luis Gatti, junto, por cierto, a los Corbatta y a los demás Plunkett.

No tardó demasiado en formarse el primer equipo de waterpolo, con Corbatta, Pablo Klippsthiel –luego presidente de la subcomisión de natación al tiempo de inaugurarse la pileta de calle Rodríguez-, Valencia, Armando Plunkett, Mario Mengo y Emilio Méndez.

Otros nombres de la década del ’30 fueron los de Jorge Claverie, Darío Curiel, Jorge Hemingsen, Héctor Gemza, Castaño, el querido e inolvidable Benjamín Rufrancos -todo un símbolo de Olimpo en si mismo-, Marcelino Reguera, José Preti, Emilio y Mario Marra, R. Marletta, Semper, Fili, Bruno Grimoldi, Rodolfo Danza, Franchini, J. Iriarte, C. Noet; Cliffo Noel Ault, A. Zanatta, Juan C. Argerich, José Melcon, Juan Claverie, Jorge Siego, David Herrera, Hernán Volpi; entre ellos cabe mencionar a Fernando Menichelli, quien además de nadador fue basquetbolista, futbolista y también boxeador, llegando a ser campeón argentino y sudamericano en la categoría peso pesado.

Era la muchachada de mallas negras, enterizas, con rigurosa pechera. Para ese tiempo, Juan Carlos Priora era el presidente y el alma mater de la Sección Natación, secundado por Armando Plunkett, José Pretti y Alberto Fortunatti, quien llegaría a ocupar la presidencia del club, al fallecer Domingo Ighina, en 1961.

Entre las damas estaban Cristina Perusich, V. Corbatta, Amelia Corbatta, Margot Lynen, P. Corbatta, C.Perusich, Norma Plunkett –campeona en 1936-, Isabel Plunkett, Antuca Elizalde y tantas otras Corbatta que no alcanzan los dedos de una mano. Entre ellas, aparecían si los trajes de baño de colores y las mallas combinadas.

Párrafo aparte merecen los Plunkett, hijos todos de una pareja consustanciada con el deporte: Héctor, Edgardo, Armando, Hugo, Norma e Isabel.

Hugo Plunkett cubrió los 100 metros libres en 1 minuto 15 segundos, en 1934. Al año siguiente volvió a ratificar sus condiciones, superando a Mario Marra y Ricardo Lella. José María Melcom se imponía en juniors. Eran las noches donde competían Marcelo Argañaraz, Alberto Costa, Bermúdez, Antonio Camacho, F. Barsotelli, Eduardo Luisoni, Daniel Herrera, Wenceslao Harrington, Pedro Sancho, Ovidio Compagnoni, Homero García y Raúl Fernández entre otros entusiastas.

En 1936, Hugo Plunkett Elizalde revalidó sus méritos midiendo capacidades con el excelente nadador que era Roberto Sugden, de Pacífico, y el español Pío de los Casares, de Argentino.

Hacia el final de la década preside la subcomisión de natación don Armando Plunkett, pero siempre con la participación de Priora y Fortunatti, además de Pablo Klippstihel y el doctor Félix Conget.

Los torneos amistosos con intervención de nadadores de Liniers y Argentino colmaban por las noches los alrededores de la pileta. En 1937, Hugo Plunkett, J. Hemmingsen , Mario Marra y Mauricio López superaron records en estilo libre, mientras que el mismo Mauricio López lo hizo en pecho, junto a Isaac Flores y Edgardo Plinkett. En damas se destacaron por sus logros Amelia Cobatta, Norma Plunkett y Lidia Perusich.

Entre los nuevos cultores que se iban agregando podríamos citar a Max Lysshom, Roberto Tirabasso, Héctor Alonso, Diego Fernández, Raúl López, Alejandro Solari, Carlos Gastaldi, Reinaldo Cavallero, José Loiacomo, Laura Corbatta, Luisa Olivieri, Delia Corbatta, Celia Dietrich y Nelly Panero.

Después de ese año se notaría una decadencia en las actividades natatorias. Tal vez la ausencia de un directivo como Juan Carlos Priora, estrecho colaborador de Carminatti, tesorero de la comisión directiva muchas veces, por sobre todas las cosas hombre dedicado y responsable, profundamente identificado con el club, tuviese algo que ver.

No tuvieron buen éxito los torneos internos e intreclubes; y, para peor de males, Olimpo perdería su pileta en una discutida decisión de la comisión directiva, que acarreó la renuncia de muchos socios. Como contrapartida crecía la sede social de calle Sarmiento y se construía el estadio de Ángel Brunel. 1941 fue el último año de actividades en el predio de la Avenida Alem.

1 comentario:

LA TRASTIENDA DE BAHÍA dijo...

Desde Entre Ríos

Felicito al Dr. Carlos Alberto Ighina por los hermosos recuerdos sobre el Gran Club OLIMPO de Bahía Blanca y particularmente por acordarse de mi padre, un olimpiense de corazón.

Lic. Juan Carlos Priora, Libertador San Martín, Entre Ríos.