Bahía Blanca no es una ciudad fácil. Eso lo hemos apuntado analizándola, porque conocemos el paño, como se dice vulgarmente. Transitarla, desde el punto de vista político, que de eso se trata, no es cuestión de voluntarismo. Y mucho menos, cuando pretende abordarse su devenir institucional no siendo lugareño. Porque aunque “pueblo grande”, que supera los 300.000 habitantes, por lo común se sabe quién es quién y de dónde proviene.
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Esto viene a cuento a propósito de tres convocatorias “gastronómicas”, sí, pero de tinte político partidario, que estaban previstas para el fin de semana que pasó.
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Nos dijeron que una de ellas se formalizó en Ingeniero White, a instancias del subcomité radical de la localidad portuaria. El número de comensales superó el centenar, lo cual significó algún grado de conformismo para sus promotores, aunque alguna fuente dejó traslucir que en cualquier otra ocasión esa concurrencia hubiera sugerido “caras largas” por doquier y menudeo de reproches. ¿No los hubo, acaso, en esta ocasión?. Puede que sí; puede que no. No es fácil, hoy en día (dijo un habitué a céntrico café) sumar 100 comensales en un encuentro radical.
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Otro de los convites, del que habíamos hecho mención, por razones de fechas, en este blog, no alcanzó a llevarse a cabo. No había quórum, como ya no lo tuvo una convocatoria destinada a presentar en sociedad a una nueva línea interna del radicalismo, liderada por alguien que no es de aquí y que ya no tiene “llegada” como en tiempos pasados (no tan lejanos), cuando ejercía una intendencia cercana y contaba a su favor con una casa aquí, a manera de representación oficial de su municipio.
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Habíamos dicho, al comentar el encuentro en ciernes, que quienes se movían en la preparación apresuraban la búsqueda de un lugar de privilegio con vistas al 2009 cada vez más cercano. Sea por esa razón, fuera porque quienes motorizaban la cita no son duchos en la materia o no tienen poder de convocatoria, la “tenida” en la segunda cuadra de la calle Tucumán fue finalmente cancelada. No cualquiera hace un éxito de una invitación a comer (sobre todo si hay que pagar para estar presente). Segundo fracaso en fila, como dicen los cronistas deportivos ante las derrotas de un equipo.
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El “tercer quincho” fue realmente exitoso. Buen lugar (el salón del club 9 de Julio) y buena concurrencia. Además de buen menú y discursos breves. Todo cerró “redondito”, porque a la 1 del sábado (23) jugaba Argentina ante Nigeria, por el oro olímpico y eso obraba como buen pretexto para no alargar en demasía la comida ni la charla.
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¿Cuál era el motivo de la reunión?. La inauguración, pocas horas antes, del local que en Gorriti 180 habilitó Coalición Cívica, a través de Acción Radical Bahiense, agrupación que tiene su bancada unipersonal en el HCD lugareño, ejercida por el edil Andrés De Leo. Habló precisamente el concejal y también lo hizo el doctor Javier Mor Roig, jefe del bloque de la CC en el Senado de la provincia de Buenos Aires. Ambos reflejaron, con claridad, los objetivos que están trazados.
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Moraleja: cuando se programan hoy en día comidas políticas, no sólo es cuestión de no equivocar el menú (que también importa; no caben dudas). Hay que tener, antes que nada, bien chequeado el estímulo que la invitación genera. Si el cuadro de situación es equivocado, el resultado es negativo. Y eso va marcando camino. ¿Sí?.
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Un enfoque de la cena en el club 9 de Julio. Buen menú; mejor encuentro.
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