Hechos notorios prevalecieron en la semana política que pasó. Desde Buenos Aires, y casi simultáneamente desde La Plata (diligente el gobernador, como no podía ser menos, en su obsecuencia al poder central), se anunció el adelanto de las elecciones legislativas, previstas originalmente para el 25 de octubre y anticipadas, ahora, para el 28 de junio.
Sin dudas, en ambos casos, son maniobras destinadas a contrarrestar el manifiesto deterioro que sufren, por un lado, el gobierno nacional (con la invalorable ayuda de las acciones del pas presidente); y por otro el ejecutivo bonaerense, jaqueado, entre otras cosas, por los reclamos sindicales que generan movimientos de fuerza semana tras semana y con tendencia a agravarse, lejos de las soluciones (porque el rojo de caja no las permite).
El otro hecho, con repercusión más doméstica si se quiere, se refiere al pequeño “escándalo del “ñoqui” en la Cámara Alta provincial, que toca directamente (muy de cerca) al legislador José María Zingoni, de trayectoria como funcionario en el ámbito bahiense y ahora con mandato vigente como senador.
El tema de los comicios apresurados ha inquietado, fundamentalmente (somos grandes; no nos engañemos), por la premura con la que deben dilucidarse las candidaturas. A nadie, por menos advertido que sea y por poco que indague en asuntos políticos, se le escapa que el avasallamiento del código electoral, que fija puntualmente calendarios, es el problema menor. Inquieta sí, a quienes de inmediato se rasgan las vestiduras, el achicamiento de los plazos. Es decir, los procesos previos a una compulsa comicial.
Hay quienes, por el contrario, empiezan a “relamerse”, si cabe el término, aunque sea poco académico, porque, “siempre listos” ellos, como los boy scout, están prestos para armar las listas. Eso, si no las tienen ya definidas, porque lo que importa son los primeros lugares (para “entrar”) y todo lo demás es poco menos que mero formulismo.
En eso de las listas seguramente “los de siempre” –que, recordamos, no es el equipo de básquetbol que por años integraron algunos notorios de la época dorada– más rápidos que bombero, se manifestarán andando la semana. Uno de ellos, muy conocido por su afición a los primeros planos de las fotografías, ya había confirmado el pasado sábado (14) su postulación como candidato a diputado nacional. Es que, por si hiciera falta aclararlo, no se ha sentido comprendido en el mecanismo que él mismo propugna para otros que están en ejercicio de cargos, preferentemente legislativos, desde 1983 hasta el presente.
El hombre –JPT sus iniciales, por si alguno no cae en la cuenta de quién es– hace caso omiso a su propio discurso y “se promueve”, apoyado dicen por cierto movimiento seccional, para junio o para octubre. La expectativa es estar ocupando un escaño en la Cámara Baja nacional entre el 2009 y el 2013. Completaría, así, la poco usual continuidad de ¡30 años!. ¿Será para jubilarse con aportes legislativos por el período que otros tienen que cumplir trabajando y aportando como cualquier hijo de vecino?.
Por estas horas, hay quienes cuentan y recuentan eventuales votos que permitan la modificación de la ley y el adelanto de las elecciones. ¡Cuidado!, no sería de extrañar que algunos (o un poco más) de la oposición se inclinen por aprobar los cambios, porque las circunstancias también traen consigo algún beneficio para ellos, porque se está, precisamente, en el ojo de la tormenta y el discurso en contra, ya en campaña, les resultará más llevadero.
El otro tema enumerado es el de la Cámara Alta bonaerense y la cuestión que involucra al senador Zingoni. Nadie duda –y ha habido no pocas expresiones en ese sentido– que el legislador pueda ser ajeno al manejo que se ha cuestionado duramente desde una producción televisiva, la de Rolando Graña por América TV. En esencia, el senador se ha visto respaldado, lo que no es poca cosa.
Ahora bien: haber obrado de “buena fe” es una cosa. Si eso lo exime de culpa es otro tema. Porque habrá que coincidir que la responsabilidad asumida comprende todas las instancias de su gestión. Incluido el debido control de todo aquello que administrativamente le toca de cerca. Investigar prontamente ahora no resuelve lo que ya pasó, aunque se haya tenido la mejor de las intenciones.
Este asunto del personal (en blanco o en negro) del ámbito legislativo no es nuevo. Tiempo atrás, la revista “La Tecla”, de La Plata, aludió precisamente a los montos que los senadores tienen asignados para volcarlos a su cuerpo de asesores (de todos los niveles). Sorprenden las cifras, por cierto que muy significativas. Y esto viene de lejos. ¿No será hora de modificar el sistema, dando además ejemplo de transparencia?. Habrá mucha tela para cortar en la cuestión.
Y como las elecciones se apresuran, ¡a correr!. Quienes ya largan, como si hubieran estado preparados de antemano, son los de Integración Ciudadana. Según anunció su líder, Raúl Woscoff, harán el lanzamiento de sus candidatos el 31 de este mes. El propio generador de ese frente político sería postulante número 1 en la lista para el HCD lugareño. Y Norberto Martínez, que resignaría su banca en diciembre, conforme se prometiera antes de octubre 2007, iría como candidato a diputado (¿nacional acaso?).
Se de postulables se trata, una novedad alentadora es la que anuncia que Atilio José Fruet, un ídolo deportivo sin discusión, será el número 1 en la lista de ediles del frente que encabezan Macri, De Narváez y Solá. Quienes saben de la trayectoria, no sólo basquetbolística de “Lito”, dedicado desde siempre a su próspera actividad comercial, se alegran de este ingreso a la nómina de elegibles. Porque, seguramente, irá a para servir a la comunidad, en el amplio sentido de la expresión desde la banca que pueda eventualmente ocupar. Como debe ser…
FOTOS
Raúl Woscoff, “picaría en punta”, para la carrera de junio.
José María Zingoni: actuó de buena fe. ¿Y ahora?.
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