Algunos se preguntan si se lo premia sólo por la incesante búsqueda de un lugar en la boleta.
No pocas acepciones se le han adjudicado a la política. La partidaria puede reconocer, desde excelsas definiciones (como algunas de las que se han escuchado en estos días, a raíz del lamentado fallecimiento del demócrata por excelencia que ha sido Raúl Ricardo Alfonsín) hasta términos que rozan lo peyorativo, porque no son pocas las variantes que asocian la política (con minúscula podría decirse) con realidades poco gratificantes. Sólo bastaría aludir a una muy común: los acuerdos de cúpulas (trenzas, vulgarmente hablando).
En un año electoral, aquello que subyace por algún tiempo, “reflota” con energía. Y próximos a una compulsa, como la que se avecina para dentro de menos de 90 días, ¡ni que hablar!.
No repuesto de la congoja por la muerte del ex presidente con el que arrancó, en 1983, la democracia más duradera, el radicalismo ha puesto en vigencia aquello tan habitual de no respetar a “las bases” (tan mentadas). De la noche a la mañana, parece haber definido su lista para la elección de diputados nacionales. La encabezará, casi como no podía ser de otra manera, Ricardo Alfonsín, hijo del líder recientemente desaparecido. Nada que pueda sorprender demasiado porque él, desde lo personal, tiempo atrás había manifestado su intención de postularse. Era precandidato para la interna, al menos.
Pero así como a esta altura nadie discutiría esa nominación, provoca sorpresa en algunos y no poca irritación en otros que aparezca, como quien no quiere la cosa, Juan Pedro Tunessi en segundo lugar en la que sería boleta de unidad de la UCR para los escaños de la Cámara Baja nacional.
Quien después de ser legislador provincial por 12 años accedió a una banca en el HCD local (en el 2005) y fracasó en su intento por llegar al Sillón de Bordeu en el 2007, ha sido premiado, hasta lo que se sabe, para ir en la lista sin necesidad de ser convalidado en las internas del 19 de abril.
Y esto sucede después que coqueteara para ser otra vez candidato a la Legislatura bonaerense, en el grupo que trabajó en Sierra de la Ventana primero; en Tornquist después; y que cerró finalmente sus negociaciones, postulando a Aldo Luis Mensi, en Coronel Pringles, el 21 de marzo.
En los dos primeros encuentros, Tunessi pugnó por hacerse un lugar. Como le dijeron que no, fue al grupo Guaminí (si así puede denominárselo) y consiguió ser precandidato a diputado nacional para la boleta que, en el orden de la sexta, postulará a Luis Oliver (Daireaux) para un escaño en Diputados del primer estado argentino.
En todo esto hay que apreciar una ingenuidad mayúscula en quienes dejan que los convenzan del beneficio de repetir una figura “perdedora” que no trepida en pedirle a otros que den el paso al costado cuando él avanza sobre los lugares vacíos que reclama dejen otros. O, desde otro ángulo, un mimetismo tal, del candidato, que hace ¿imperceptibles acaso? sus continuos cambios de frente, en la atención, única y exclusiva, de sus propios intereses.
Si la perspectiva favorable que, aparentemente, se presenta para la UCR de cara a junio, no prospera, no habrá necesidad de que los dirigentes indaguen demasiado respecto de las causas de una nueva frustración electoral. Sólo repasando alguna lista -¿la de candidatos a diputados nacionales, por caso?- se darán las narices contra la verdad. ¿Entenderán alguna vez el hartazgo, no ya de las bases no consultadas, sino de la ciudadanía en general?. Será tarde, cuando lo hagan…
FOTOS
Juan Pedro Tunessi: ¡otra vez postulante por la UCR!.
Ricardo Alfonsín: un candidato “casi cantado”, para junio.
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