lunes, 20 de abril de 2009

DESPUÉS DE LAS INTERNAS, NO TODO ESTÁ PERDIDO

Cuando uno se refiere, tras una compulsa, como lo ha sido la reciente interna de la Unión Cívica Radica, a “claros derrotados”, habla con conocimiento de causa.
Recordará, aún aquel menos advertido de los avatares políticos, la derrota electoral de Jaime Linares, en el 2003, que dio lugar al acceso al gobierno de la comuna bahiense del después destituido intendente Rodolfo Lópes.

En la previa a esa instancia electoral, que marcó el cambio de signo político en Alsina 65, hubo algo más que chisporroteos en el municipio. Uno de los protagonistas, alejado del gabinete de Linares fue Oreste Eduardo Retta, secretario de Salud y Acción Social.

Ni lerdo ni perezoso, el hombre consiguió hacerse de un cargo similar en el vecino municipio de Villarino, gobernado por entonces, desde 199 y hasta diciembre 2005, por el hoy todavía diputado provincial, con mandato hasta diciembre venidero.

Por esas cosas que suelen ocurrir, y no por mera casualidad, el funcionario de Villarino, conocido como “Chino”, fue postulante a una banca en la Cámara Baja bonaerense en la misma ocasión en que aspiró a un escaño el jefe municipal con despacho en Moreno 41 de Médanos. Retta quedó entonces esperando que alguna vacante (sobre eso no está dicha nunca la última palabra) le permitiera, en el transcurso del período 2005/2009, llegar a sentarse en el recinto legislativo del primer estado argentino.

A mitad de camino de ese ciclo, no obstante, y tras dejar la secretaría para asumir una dirección “ad hoc”, creada al efecto, también en Villarino, Retta fue candidato a concejal en Bahía Blanca. Consiguió una banca, que podría conservar, salvo imprevistos, hasta el 2011.

No conforme, y apelando a la disculpa de darle a Bahía Blanca un candidato para la Legislatura (Diputados) que otras líneas no le daban, lanzó su postulación para la interna de este domingo (19). Cabría aquí una pregunta: ¿por qué él y no otro?.

Para satisfacer su aspiración personal, como casi no podía ser de otra manera, buscó el respaldo del ex intendente vecino del cual fue secretario. Para justificarse un tanto (somos grandes; somos pocos; y nos conocemos mucho, ¡por favor!, a otro perro con ese hueso) pretextó que quien lo apoyaba es, por estos tiempos, a quien debe recurrirse, desde nuestra ciudad, a falta de un diputado de aquí que tome las inquietudes. ¿Habrá presentado realmente tantas iniciativas que tocan directamente a Bahía Blanca?.

Como reconocimiento a un respaldo de esa naturaleza, Retta confirió a allegados del diputado (familiares y amigos) algunos pocos lugares en su boleta que llevaba el número 21 (en el sector seccional).

Así las cosas, se hizo la interna de hace pocas horas. Los guarismos conocidos ubicaron en un cómodo tercer lugar (el último) a Retta y sus acompañantes, con 837 votos, muy lejos de los 3933 conseguidos por la lista 111 de Luis Alberto Oliver y también de los 3077 de la lista 99 liderada por Aldo Luis Mensi.

No está de más apuntar que quien respaldaba a Retta fue derrotado claramente en sus propios pagos. La lista que motorizó allí perdió estrepitosamente frente a la promovida por el intendente Raúl Mujica.

No pocas veces, los hechos desmienten los mejores propósitos con resultados que aparecen como francamente incomprensibles. De allí el cuadro de situación que suele reflejar ciertas razones de las desventuras que padece la sufrida ciudadanía, aquí, allá y un poco más lejos.

Esta vez, según parece ser, en la estrechez de una interna con muy relativa movilización y mucho menor participación, la cosa fue un tanto distinta a lo habitual. Y algunas derrotas, inapelables, pueden marcar, al fin de cuentas, una señal de que no todo está perdido.

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