lunes, 27 de abril de 2009

REVISTA DE CAFÉ RESPONDE… Y TAMBIÉN OPINA


Hemos recibido un mensaje por correo electrónico en la casilla de Revista de Café.
Se nos pregunta ¿por qué tanta agresividad contra el concejal Retta?.
Suponemos, no nos consta, que ese interrogante se refiere a nuestro comentario, posterior a la interna radical del domingo 19, y sus derrotados.
Estamos plenamente de acuerdo con la posibilidad de que alguien se exprese disintiendo con nuestro punto de vista.
De allí a que se pretenda cambiar nuestra opinión, eso sí, hay mucha distancia.
Aún así, nos parece oportuno reflejar algunos de los aspectos que el lector del blog ha puesto de manifiesto en su correo.
Vamos por partes; y… paso a paso.


“Lo conozco, fui vecino”.

Es bueno opinar con conocimiento de causa.

“Nos ayudó siempre desinteresadamente desde la cooperadora de la escuela 16 (pública, no como el resto de los concejales que envían sus hijos a colegios pagos)”.

Participar de una cooperadora siempre es bueno. Algunos lo hacen en escuelas públicas, como puede ser este caso, con la escuela 16. No conocemos (¿deberíamos saberlo acaso?) a qué colegios mandan los ediles a sus hijos. Y se nos ocurre una pregunta: ¿hay algo de malo en elegir colegios privados para la educación de los hijos?.

“Colabora y colaboro siempre con la biblioteca de Villa Mitre, hace los balances, gestiones y trámites de esa o otras entidades sin cobrar un sólo peso”.

¡Excelente!. De buen vecino…

“Sé que cuando era secretario atendía a todas y cada una de las personas que se le acercaban; conozco mucha gente que ha recurrido a él y si no le ha podido dar soluciones al menos la ha ayudado”.

Atendiendo a todos no hacía más que cumplir con su obligación como funcionario. ¿O podía concebirse alguna otra forma de desempeño de su cargo?. Es bueno, sí, que haya prestado ayuda en lagunas ocasiones.

“Donaba parte de su sueldo como secretario; ponía y pone la cara; no como otros No se enriqueció con la política; trabaja él y toda su familia; es un tipo humilde”.

No nos constan sus donaciones, pero tampoco somos quiénes para señalar que no fuera así, en cuyo caso estimamos que ha sido muy loable de su parte hacer algunas contribuciones, no importan sus montos. Nunca hemos puesto en tela de juicio su humildad; tampoco hemos dicho absolutamente nada respecto de si se enriqueció o no con la actividad política. Nunca opinamos respecto de su familia; no nos corresponde en absoluto hacerlo.

¿Qué problema hay en participar de internas; qué problemas hay en querer mejorar las cosas para los demás; cuál es el problema contra Retta?. De acuerdo a su criterio solo podrían participar en política los que están seguros de ganar. ¿O es mejor arreglar como hicieron los Linares, Tunessi?. Es el único que se les enfrenta y si pierde qué problema hay, al menos dice lo que piensa y lo hace”.

El último párrafo merece algunas consideraciones. Parece ser que hay cierto desconocimiento respecto a las presentaciones en internas. Es, en definitiva, un problema de la UCR en su conjunto, que las propicia y está bien que así sea, porque es una demostración de espíritu democrático, y así lo hemos dicho. No estamos, eso sí, muy de acuerdo con una continuidad que supera ya los 25 años con los mismos candidatos y en ello, simplemente, nos remitimos a los archivos (o a la memoria, que es lo mismo), que no mienten. Sobre los Linares o Tunessi hemos expresado, larga y reiteradamente, nuestra opinión y a nuestro mismo blog nos remitimos, por si hiciera falta hacerlo. Respecto que sea Retta el único que enfrenta a los demás es una cuestión opinable… y allá él con sus decisiones.

Después de un punto y aparte y para que no queden dudas, una última acotación, que no es respuesta, pero que sí viene al caso:
El internismo sin fin del radicalismo, seguramente no es tan destructivo como la conducta del peronismo de trasladar sus conflictos afuera del partido. Esta última es una tradición del PJ que bien caro ha costado, al país en su conjunto, en la historia reciente, y que se mantiene en el presente.
Los candidatos testimoniales, por si lo otro fuera poco, parecen destinados (más allá del engaño al electorado que llevan implícitas esas postulaciones) a plebiscitar la “acción gubernamental” (o los desaciertos en fila), poniendo a los votantes en una disyuntiva muy poco seria, en la que se mezclan temas que nada tienen que ver con la renovación parlamentaria.

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