martes, 18 de enero de 2011

EL CREMATORIO Y UNA FALTA DE RESPETO

Puede que haya algo de razonable en prestar atención al entretenimiento de los chicos, en esta época de vacaciones, donde la exigencia de ocuparse un poco más de ellos está motivada en la falta de las obligaciones escolares propias del año calendario “normal”.

Está bien que así sea, en las colonias que la municipalidad lleva adelante.

Seguramente, no estará tan bien, y lo hemos dicho, que el intendente de la ciudad suponga que jugar un partido de pasatiempo con el gobernador en el equipo de enfrente sea promover el deporte.

Tampoco lo está que, vaya a saber de qué manera, los “barra” de la Noroeste’74 (los mismos que no pagan entrada ni pueden mostrar carnet, porque no son socios, requisito ineludible para tener acceso cada vez que Olimpo juega en el Carminatti por los puntos) hayan ido a Mar del Plata para presenciar ese cotejo entre el elenco del mandatario provincial y el que compusieron algunos jugadores del aurinegro.

Uno supone, con no poca razón, que hay alguna suerte de compensación o reciprocidad, porque esos hinchas deben exigir, en algún momento, una contraprestación más, por su adhesión al “mandamás” olimpiense.

Pero no está allí el eje de la cuestión.

Este martes (18) alcanzó su pico máximo la airada y justificada protesta de los deudos de aquellos seres cuyos cadáveres aguardan el momento de la cremación, en el depósito de la necrópolis local.

De suyo, y eso no es ninguna novedad, ese lugar del cementerio ha sido un motivo más de pesar para quienes, encima de perder un ser querido, se han visto compelidos, por alguna razón u otra, a acceder a que por un tiempo, antes de la sepultura definitiva, los restos quedaran a “resguardo” en esas deprimentes instalaciones.

Por las nuevas costumbres de estos tiempos, se ha convertido en un hecho un tanto más común (no lo era años atrás) el ritual de la cremación. Sus motivos tendrá, cada quien (a veces en cumplimiento de alguna última voluntad expresada por quien ha fallecido) para pedir esa instancia.

Ni al menos advertido puede escapar que eso es algo para hacer virtualmente en la inmediatez próxima al deceso de una persona. La espera, por semanas, ahonda el desasosiego de quienes ya tienen bastante con la pérdida de un familiar o un amigo, si cabe.

Que la Municipalidad de Bahía Blanca y en particular su intendente, dedicado a los partidos de fútbol, a los paseos públicos o a la peatonalización de la calle Alsina, se le escape cuánto significa la demora en solucionar el problema del crematorio, es una imperdonable falta de respeto. No debe jugarse con esos sentimientos. No puede jugarse, tampoco. Porque aquello de “juntos, podemos hacerlo mejor” se convierte, entonces, no ya en un slogan perimido por los hechos, sino en una burla constante para con la sociedad. No hay ningún derecho a que las cosas se tomen con tanta ligereza. .

No hay comentarios: