miércoles, 18 de junio de 2008

LLAMADO PRESIDENCIAL A LA REFLEXIÓN

La ciudad ha seguido, entre escéptica o indiferente (tal es su estilo), las alternativas del prolongado conflicto entre el gobierno y el campo, durante los últimos tres meses.
Hubo sí, una masiva concentración en mayo, cuando desde distintos puntos de la región confluyeron, en pleno centro de Bahía Blanca, las delegaciones agropecuarias de los distritos más cercanos.
En los últimos días, además, los ahora folklóricos cacerolazos se pusieron en evidencia frente al Palacio Municipal de Alsina 65. Incluso, este martes (17), después del discurso en que la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, anunció el envío al Congreso, para su ¿debate? el polémico tema de las retenciones, amparada en la mayoría parlamentaria que le puede asegurar la aprobación legislativa, se diga lo que se diga en los recintos. Hay certeza, en Balcarce 50, sobre que al momento de votar habrá respaldo para dar sanción a aquello que ya está en vigencia.
Tibiamente, los más arriesgados opinaron que la convalidación parlamentaria es tardía (esto es, que debía haberse hecho antes del 11 de marzo). Pero nadie se anima, en la práctica, a oponerse a esta mecánica.
Aún así, todo indica que el kirchnerismo no cree tenerlas todas consigo. De allí el tácito recuento que ha hecho, en busca de clarificar quiénes están y quiénes no, a favor de lo ya hecho… y lo que vendrá por añadidura.
Por eso, quizá, también tuvo sentido la convocatoria a Plaza de Mayo, este miércoles (18), a media tarde. Para demostrar hacia afuera lo que hacia adentro no está claro.
Por eso, seguro, el llamado a la reflexión que la presidenta hizo, convocando al “acuerdo del Bicentenario”, en la plaza “del amor y de los sueños”, como dijo la mandataria.
Acaso pensó –como muchos– en la plaza que llenó Perón no pocas veces a través de la historia. Pero, ¿Néstor y Cristina se creen los Perón y Evita del bicentenario?. ¡Qué lejos en el tiempo!. ¡Cuánto más lejos en la realidad!.
Sin embargo, aquí, a casi 700 kilómetros de distancia de la histórica plaza de los argentinos, el intendente, Cristian Breitenstein, no se sintió convocado para el encuentro.
Prefirió estar con aquello que tiene asignado por cuatro años, su ciudad y su gente, para pensar y obrar con visión de futuro, sin importarle más de lo debido, qué pueda recibir a cuenta de una adhesión que no puede estar condicionada.
Aquí, también, con su particular manera de ver las cosas, la ciudadanía prefirió otra actitud. En el anochecer de uno de los últimos días del otoño, optó por concurrir a un acto ecuménico por “el diálogo y la paz en el país” (con el jefe de gobierno comunal incluido).
Si la Providencia le dio a esta Argentina tantas maravillas, ante el ruego no dejará de prodigar su protección. Y esa confianza es la que puede generar alternativas de futuro. Ojalá así sea.

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