martes, 15 de julio de 2008

MÁS DE LO MISMO

El bahiense es así y no puede reprochársele su deseo de ver buen fútbol. Sabe que para que eso sea posible debe estar Olimpo de por medio. Y entonces, privilegia esa aspiración –ver buen fútbol, repetimos– frente a cualquier otra alternativa.
¿A qué viene esto?.
A que se han conocido, este lunes (14), declaraciones de Jorge Ledo y Sergio Zabaloy, ex y actual presidente de Olimpo, respectivamente.
Nadie puede negar la dedicación que ambos le han brindado, desde hace años, a la entidad aurinegra y al manejo de su fútbol profesional.
Ninguno que conozca aunque más no fuere algunos detalles, dejará de reconocer que Ledo fue el artífice de la “resurrección” olimpiense, después que, incluso, la prestigiosa entidad de Sarmiento 52 llegara a jugar, una temporada liguista, bajo el soporte de una cooperativa de jugadores, reveladora, por sí sola, de la crítica situación que atravesaba la institución señera del fútbol lugareño y, sin duda, la de mayores pergaminos en todo el sur argentino, por lo menos; y en todo el “interior” de la provincia de Buenos Aires (apartando el sector estrechamente ligado al Gran Buenos Aires, donde conviven los “grandes” del balompié nacional).
Lo que tampoco puede escapar al conocimiento de la gente, es lo otro, traslucido claramente en las opiniones de los dos dirigentes entrevistados por el matutino local. Marca la realidad que muchas veces (demasiadas podría decirse) ha sido eje de nuestros comentarios: en la página web; en este blog de “revista de café”; o en la edición gráfica de LA TRASTIENDA DE BAHÍA.
Una vez más, uno y otro, han hecho gala una suficiencia realmente intolerable.
Se han considerado los únicos capaces de manejar fútbol profesional (¿…?); y han dejado entrever (siguiendo quizá el criterio con el que el matrimonio presidencial pretende manejar el gobierno del país) una continuidad en manos de ambos, para Olimpo, desconociendo olímpicamente el derecho de los socios aurinegros de entrever alguna otra posibilidad de conducción para el club.
Esto, citado sólo a manera de ejemplo. Porque, en rigor, todas las declaraciones ponen de manifiesto que Ledo y Zabaloy han tomado las cosas del club como algo propio (y no hablamos del sentimiento aurinergro que les distingue) y por ello no sujeto a ponerlo en consideración alguna vez. Cuando esto ocurre, ejercicio vencido claro, ya es tarde para correcciones y los errores ya se han cometido sin posibilidad de salvarlos.
De más está decir que cuando Olimpo convoque a asamblea (y a elección para renovar, alguna vez, su comisión directiva) estará en marcha la temporada 2008/2009 y cualesquiera que fuera un intento de cambio tropezará con el grave inconveniente de recibir un hecho consumado y por eso difícil de revertir.
En realidad, Zabaloy y Ledo (o Ledo y Zabaloy) juegan con esa opción para perpetuarse. Y no importa mayormente de qué manera lo digan.

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